Reflexión sobre el sentido de la vida – Por siempre joven

La adultez llega para algunos, con muchos achaques, enfermedades y complicaciones las cuales hacen que una gran mayoría de ancianos dependa de sus familiares, algunos están solos y sobreviviendo, en otros casos, van a parar a un geriátrico; ya sea porque la familia no puede o tal vez no quiere lidiar con un adulto mayor, es ese el precio de la vejez.
Pero, ¿porqué hacerlos a un lado, porque tratarlos mal, porque juzgar, porque pensar que ya no tienen nada que aportar?; cuando es todo lo contrario, porque aislarlos, o dejarlos a su suerte, si son ellos quienes nos tomaron de la mano cuando apenas aprendimos a caminar, porqué abandonarlos si ellos estuvieron luchando por nosotros, porque gritarles.
Es normal que a su edad ya no tengan los sentidos tan lucidos como un niño, porque maltratarlos cuando son nuestra sangre, son nuestros primeros maestros; para bien o para mal ellos son la única imagen de amor que tuvimos mientras crecíamos. Ahora necesitan más de nuestra atención, de nuestros cuidados y tal vez más amor que el que ellos nos pudieron brindar.
El hecho de andar a paso lento, que en su cuerpo se vea el paso de los años por las arrugas, las canas, de verlos actuar como niños, o haciendo pataletas para no tomar medicamento o para no bañarse, no significa que dejen de sentir, o dejen de amar. Los adultos mayores, pueden ser muy divertidos y alegres, mucho mas que los que se consideran jóvenes; unos cuantos también llegan a ser muy cascarrabias y enojónes, pero no los culpes, tal vez esa es su personalidad.
A ellos les gusta contar sus grandes hazañas y sus travesuras, escúchalos no los ignores, son tan alegres cuando sabes que le prestas atención y le haces preguntas referente al tema; aunque la memoria les haga mentir o exagerar, tienen una gran habilidad para repetir la misma historia varias veces.
La vejez sólo hace estragos en el cuerpo y otras pocas en la mente, pero por dentro se sigue siendo eternamente joven. La alegría más grande es ver a un abuelito(a) bailando, disfrutando como un niño, su sonrisa y la plenitud se nota a flor de piel, así deberían estar todos los adultos mayores, así de feliz, así de apapachados, llenos del amor familiar, siendo tratados con respeto y dignidad.
No los ignores, hazlos sentir queridos y bienvenidos cada vez que te visiten o los visites tú, pues sabes que en cualquier momento nos dejarán, ellos más que ningún otro lo saben y quieren estar acompañados mientras llega el día su despedida.
DEICY PILCUE.